La mosca negra: Una plaga feroz que atenta contra humanos y animales

En best-control queríamos hablaros de la mosca negra (Simulium erytrocephalum) es un insecto diurno que vuela largas distancias y pica en cualquier momento del día durante los meses de mayo a octubre, aunque, con más frecuencia, al amanecer y al anochecer. La mosca negra es de color negro, con alas blancas, y mide entre tres y seis milímetros. Pone sus huevos en la vegetación de los ríos.

Hay 53 especies de esta mosca en España y una decena se comportan como una plaga, que ha invadido ferozmente los ríos de Cataluña, Madrid, Aragón y Valencia y cuya picadura es la causa de que miles de personas cada año visitan los centros de salud. La picadura de la mosca negra deja en mera anécdota la de un mosquito. Lo más peligroso es que se está multiplicando incontroladamente en el curso medio y bajo de muchos ríos por culpa de las condiciones climáticas, como la reducción de las lluvias y el cambio de las condiciones ambientales de los ríos. 

¿Cómo es la picadura de la mosca negra?

La hembra de la mosca negra ingiere sangre para madurar los huevos. Así, corta la piel con unas mandíbulas de sierra, y provoca una herida que produce una violenta reacción alérgica en muchas personas.

El insecto inyecta una saliva con sustancias anestésicas y anticoagulantes para disimular el dolor en la persona afectada. Pero las babas son las que provocan reacciones alérgicas aunque, hasta ahora, en Europa, la plaga de la mosca negra no ha transmitido ninguna enfermedad.

Cuando el efecto anestésico se diluye, comienza el dolor, acompañado por inflamación, aumento de temperatura, y tumefacción. Los síntomas pueden tardar en desaparecer desde unos pocos días hasta varias semanas. A veces, la dermatitis, edema y picor pueden requerir atención médica.

¿Cómo evitar las picaduras de la mosca negra?

Lo más recomendable para evitar la picadura de la mosca negra es no realizar actividades en los ríos ni alrededores al amanecer y al anochecer. La mosca negra no puede traspasar la ropa que cubre el cuerpo, y le atraen los colores oscuros o combinados, por lo que para evitar sus dolorosas picaduras deberíamos protegernos con repelentes que podemos conseguir en la farmacia y llevar ropa de colores claros.

¿Qué consecuencias tiene la plaga de la mosca negra?

A día de hoy, la mosca negra se puede considerar una plaga. En Madrid, en solo cuatro años, fueron atendidas más de 300.000 personas. En Zaragoza, una de las poblaciones con mayor número de casos de toda Europa, se han detectado hasta 20.000 casos al año, cuando en 2010 fueron 4.500.

En el año 2011, la sospecha de plaga se extendió a partir de los primeros problemas que surgieron en el río Henares y, a continuación, el Manzanares, el Jarama y el Tajo. Efectivamente, Madrid y Aragón son de las comunidades autónomas de España más perjudicadas por la plaga de mosca negra. No obstante, sus ayuntamientos no cuentan con planes específicos. El de Zaragoza, sin embargo, sí ha realizado tratamientos en el Ebro y el Gállego con una periodicidad de dos semanas, para hacer frente a la plaga. Escasas lluvias, poco caudal, y muchos macrófitos gracias a la mayor luz recibida en aguas de mayor calidad son el caldo de cultivo perfecto para la plaga de mosca negra.

En el ganado, los problemas están siendo mucho más graves que en los humanos, pues no tienen forma de protegerse o esconderse. La plaga de la mosca negra ha atacado sobre todo a ovejas, cabras, vacas, perros y caballos, y se ha hecho imposible salir a partir de las 20:30. Mientras una persona puede recibir seis o siete picaduras, una oveja puede recibir de 300 a 400 justo a la hora en que acostumbra a comer.

¿Cómo acabar con la plaga de la mosca negra?

El tratamiento consiste en verter en el cauce del río una bacteria, inofensiva para la fauna local y el ecosistema, capaz de matar las larvas y los macrófitos (las plantas acuáticas en las que los huevos de mosca negra se crían y pasan a larva).

Los ríos afectados por la plaga de mosca negra deberían tratarse siguiendo un plan conjunto acordado previamente por las Administraciones, dado que controlar solo un punto del río y olvidarse del resto es totalmente inefectivo. Es el control de las larvas el que puede disminuir considerablemente el número de ejemplares adultos.