El tamaño de la población mundial y su crecimiento acelerado es uno de los mayores problemas y la más grave amenaza a la que se enfrenta la humanidad. Mientras que hace 2.000 años la población mundial era de unos 250 millones de personas, 16 siglos después pasó a duplicarse, volviéndose a repetir esta tendencia en cuestión de dos siglos y medio para llegar a los mil millones. Un siglo después, en 1950, volvía a duplicarse para alcanzar los 2.000 millones de personas. Actualmente la población mundial se duplica cada 35 años y en 1990 llegó a los 5.000 millones.
Es un hecho que la población aumenta de forma importante, por lo que los expertos ya han dado la voz de alarma. De continuar así, en el año 2050 el mundo necesitará aumentar la producción de alimentos un 70% para atender a una población mundial de nueve mil millones de habitantes. Ante esta situación y la incertidumbre de poder producir tal cantidad de alimento, se hace urgente encontrar nuevas alternativas y medidas que pongan freno a la sobreexplotación de los recursos y aseguren un futuro para la seguridad alimentaria y la alimentación.
La FAO insta a su consumo
Los insectos se convierten así en una excelente vía para paliar el problema como fuente alternativa de proteínas, como ya lo ha venido a exponer en numerosas ocasiones la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Es más, no es la primera vez que la FAO insta a la población al consumo de insectos como alimento humano y como pienso para garantizar la seguridad alimentaria.
Y es que aunque el consumo de insectos puede resultar algo raro y exótico en el mundo occidental, es más habitual de lo que puedas imaginar en países asiáticos. Según la FAO, los insectos forman parte de la dieta de más de 2.000 millones de personas. Es lo que se denomina como entomofagia: ingesta de insectos y arácnidos, o artrópodos en general, como alimento para los humanos y los animales.
Saltamontes, gusanos, grillos, hormigas, escarabajos, termitas o libélulas, por poner un ejemplo, forman parte de platos que en muchos países son considerados auténticos manjares. Según un informe de la FAO, se consumen más de 1.900 especies de insectos en todo el mundo, una cifra que va en aumento.
Los principales países consumidores de insectos son China, Tailandia, India, Japón, México, Chile, Uruguay, Marruecos, Egipto, Somalia, Sudáfrica y Australia, así como otros muchos países tropicales.
Ventajas de la ingesta de insectos
Entre las principales ventajas de introducir progresivamente los insectos en nuestra alimentación, se encuentran:
-permiten una producción más sostenibles para el medio ambiente que otros alimentos
-son muy nutritivos y contienen tantas proteínas como la carne
-contienen ácidos grasos y son ricos en fibra y micronutrientes como cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y cinc
-su producción es barata y ocupan poco espacio
-pueden consumirse de muchas maneras, en polvo, en pasta, crudos, asados, fritos, lo que ofrece un gran potencial para la gastronomía
-emiten menos gases de efecto invernadero y de amoniaco que el ganado convencional
-al tratarse de animales de sangre fría, no necesitan ingerir tanto alimento, convirtiéndolo en proteína de forma más eficiente
-pueden ser utilizados con facilidad y eficacia en la fabricación de pienso o alimento para ganado, sustituyendo alimentos caros como harina de pescado, harina de soja y cereales
-se encuentran muy fácilmente y en grandes cantidades
-son un producto higiénico al alimentarse de plantas como hojas, frutos, néctar de las flores o savia, entre otras.
– dejan menos residuos y no requieren de tratamientos con antibióticos
Una oportunidad de negocio
El negocio de los insectos entendidos como joya gastronómica tiene un futuro muy prometedor y cada vez son más los empresarios que se lanzan a apostar por este tipo de productos, bien como criadores bien como distribuidores de insectos.
La consultora New Nutrition Business ya se atreve a pronosticar para el año 2020 que el sector moverá unos 65 millones de euros, una cifra que permite hacerse una idea acerca de la progresión del sector.