La araña roja es uno de los enemigos más comunes en jardines y huertos, ya que ataca por igual a plantas ornamentales y a plantas hortícolas. Pese a su nombre, la Tetranychus Urticae o arañuela no pertenece a la familia de los arácnidos, sino que es un ácaro y se comporta como tal. Asimismo, el color de los individuos puede variar (atendiendo al tipo de planta del que se alimente, al clima o al periodo de vida del ácaro). Su tamaño es diminuto (rara vez mayor de medio milímetro), por lo que pasa inadvertida para el ojo humano. No es sino cuando ya ha dañado a la planta cuando descubrimos su presencia. No obstante, y pese a que su erradicación no es del todo sencilla, podemos eliminar a la araña roja aunque esta ya se haya acomodado en nuestro huerto o jardín.
Plagas de Araña Roja
Uno de los principales problemas de este depredador es la facilidad y rapidez con las que se propaga, por lo que deberemos estar atentos para actuar lo antes posible, una vez detectemos las primeras señales de infección. La araña roja se nutre de las células de la planta, dejándola sin defensas y sin el alimento necesario para su correcto desarrollo. Así, la planta crecerá con mucha más lentitud, y también notaremos una disminución en su floración.
Sintomas de infección
Los principales síntomas que muestran las plantas afectadas por este ácaro son las manchas (amarillentas o blanquecinas) en la superficie de las hojas. Al principio, estas no son más que pequeños puntitos, que van agrandándose y uniéndose. Con el tiempo, la hoja se acanala, se seca (se vuelve amarilla o marrón) y termina por desprenderse del tallo o la rama. En algunos casos, y dependiendo de la especie que está siendo atacada, también puede observarse un ablandamiento general de la planta, fruto de la deshidratación a la que está siendo sometida de forma paulatina y sistemática. Otra de las señales más visibles es la aparición de finas telarañas en el dorso de las hojas, que es el lugar donde la araña roja se siente más segura y donde las hembras ponen los huevos.
Combatiendo a la araña roja
Las condiciones ideales para la aparición de la araña roja son la sequedad y el calor, por lo que las infecciones provocadas por este ácaro suelen producirse normalmente en verano y en primavera. No obstante, también son comunes las plagas de esta especie en plantas de interior que habitan en un microclima con las citadas condiciones climatológicas. Es por ello que el principal recurso tanto para prevenir su aparición como para combatir al ácaro una vez ya instalado es mantener a nuestras plantas correctamente hidratadas. No obstante, un exceso de agua podría debilitar sus defensas, por lo que la mesura en el riego ha de ser nuestro principal objetivo. El exceso de nitrógeno puede ser un factor determinante no solo para la aparición de la arañuela, sino también para una propagación más veloz de la misma.
Debido a que la araña roja ya lleva mucho tiempo siendo expuesta a fertilizantes de muy diversa índole, este depredador (como muchos otros) ha desarrollado cierta resistencia a los mismos, por lo que su erradicación puede acarrearnos unos cuantos quebraderos de cabeza. Otro de los remedios más efectivos es la utilización de tierra blanca (también conocida como tierra de diatomeas o diatomitas). Estos polvos blanquecinos no son sino algas marinas fosilizadas, y contienen infinidad de nutrientes (en forma de sales minerales) que combaten a la araña roja de manera eficaz, al mismo tiempo que robustecen el sistema defensivo de nuestras plantas. Además de erradicar y prevenir la infestación de ácaros y hongos, este compuesto opera como un excelente aislante, preparando la tierra para bajadas bruscas de temperatura y evitando quemaduras solares. Debido a que la tierra blanca es presentada en varios formatos (dependiendo del distribuidor), tendremos que aplicarla de un modo u otro, atendiendo a las recomendaciones de la cada marca en particular.
Cuando la planta afectada posee hojas de un tamaño considerable, un excelente remedio es limpiar las mismas con un tejido de algodón impregnado de alcohol sanitario, tanto por la parte superior de las mismas como por el dorso.